sábado, 24 de febrero de 2024

DENYS ROMAN SOBRE LA MASONERÍA. ORDEN QUE NO ES EXTRAÑA A NINGUNA FORMA TRADICIONAL

 

Denys Roman, el colaborador de Guénon que mejor comprendió la obra masónica del gran metafísico francés, dice: 

“Querríamos ahora intentar explicar las razones de la atención privilegiada acordada por Guénon a la Franc-Masonería. Creemos que es debido, en primer lugar, al hecho de que esta organización admite a miembros pertenecientes a tradiciones diferentes.En consecuencia, los representantes de estas diversas tradiciones, pueden reencontrarse, y es, incluso, remarquémoslo, el único ‘vínculo tradicional’ donde tales contactos pueden establecerse. 

La cosa está lejos de carecer de importancia en la época del ciclo en la nos encontramos ahora. Pero este ‘parentesco’ de la Masonería con las diversas tradiciones, aporta otra consecuencia, también muy importante. 

Cuando una organización relevante de tal o cual tradición, está a punto de desaparecer, puede transmitir todo, o parte, de su ‘depósito’ a otra organización relevante de la misma tradición; pero también puede hacérsela a la Masonería, puesto que esta última no es extraña a ninguna forma tradicional. 

Y es por lo que Guénon ha podido escribir que la Masonería tiene varios orígenes, habiendo recibido la herencia de numerosas organizaciones anteriores. Se sabe que las más célebres de estas herencias son el Orfismo y el Pitagorismo de los griegos y los Collegia Fabrorum de los Romanos, que suponen tradiciones ‘desaparecidas’, y, seguidamente, la Orden del Temple y el ‘Colegio invisible’ de la Rosa-Cruz, revelando la tradición cristiana. Tales herencias son eminentemente preciosas. 

Los colegios de artesanos fueron fundados por Numa (equivalente romano del Manu védico), que hizo construir el Templo de Janus, el dios de la doble cara, cuyo santuario se encontraba abierto durante la guerra y cerrado durante la paz. En cuanto a la herencia órfico-pitagórica, religa a la Masonería con la Tradición primordial, a causa de los lazos de Pitágoras con el Apolo délfico e hiperbóreo. 

La Masonería ha permitido así, que elementos relevantes de civilizaciones muertas, puedan permanecer vivas y, de ser así, no sólo son vestigios del pasado, sino también los “gérmenes” para el futuro. Y esto puede llevarnos a pensar en la “separación que debe efectuarse en el fin del ciclo, entre lo que debe perecer y lo que debe salvarse, separación que es análoga a lo que, en el Cristianismo, es el ‘juicio final